El arte es una alternativa terapéutica para aprender a vivir una etapa de cambios con mayor salud, sentido y disfrute, promoviendo distintas capacidades.
La adultez es una instancia marcada por cambios sociales, físicos y ambientales; y poder afrontarla de manera saludable es un desafío complejo para cada vez más hombres y mujeres de todo el mundo. Es la primera vez en la historia de la humanidad que vamos a tener una población con más cantidad de mayores de 60 años que menores de 15 años. Las razones: subió la expectativa de vida y bajó la tasa de natalidad. Si bien la Teatroterapia es un método que puede aplicarse a grupos de distintas edades, con o sin patologías, parece ser ideal para quienes transitan una etapa en la que algunos pierden la motivación.
Entre los cambios que caracterizan a la vejez, toman relevancia los ligados a “los roles que ocupamos en nuestra vida” por eso la propuesta en general es desterrar mitos y prejuicios demasiado arraigados en muchos mayores de 65 años, como aquellos que los asocian con enfermedad o los califican como integrantes de la “clase pasiva”. Y en cambio pensar que pueda ser vista como una etapa de posibilidades. Hay que pensar que éste es el momento para hacer lo que no se pudo hacer antes, porque la limitación no está en la edad, sino en la manera en que lo asumimos en el propio pensamiento.
El arte aporta siempre bienestar, esto lo aseguran todos los especialistas, pero la Teatroterapia no es lo mismo que un taller de teatro. En esta terapia, lo más importante es que el individuo es el protagonista de su propio tratamiento, que se basa en el quehacer teatral y consiste en el uso intencional y sistemático del texto y de las técnicas de actuación con el fin de alcanzar objetivos terapéuticos.
Expresión mayor
Los pacientes que practican este método destacan que a partir del trabajo que allí realizan pueden expresar emociones que a veces les resultan difíciles de comunicar en su vida diaria. Consideran que este tipo de terapia los ayuda a ser más espontáneos, refiriendo una sensación de bienestar. A su vez, suelen comentar que la creación de historias y las improvisaciones dramáticas son buenas formas de activar las neuronas a través del juego.
Esta forma lúdica incentiva y desarrolla la creatividad que está presente en todos los aspectos de la vida, no sólo en el arte y tiene que ver con cómo resolver una dificultad. Además, como un doble beneficio, al activar la creatividad se genera motivación, lo que a su vez, provoca atención.
De la mano de la Teatroterapia se estimulan funciones cognitivas. En ese sentido, lo que se busca es que el paciente pueda concentrarse en el aquí y el ahora, que no esté pensando si al terminar tiene que ir al supermercado o a la verdulería. Además, permite registrar lo que son capaces de hacer y, cuando eso sucede, se fomenta la potencialidad de cada persona, lo que favorece la autoestima.
La Teatroterapia tiene multiplicidad de objetivos, ligados al físico como es el manejo del propio cuerpo, el registro del otro y la sincronización. Como fines cognitivos, la idea es estimular la memoria y la atención; también controlar el impulso y trabajar la toma de decisiones y el lenguaje. Y también hay propósitos orientados a registrar emociones y aprender a regularlas, así como usarlas de manera asertiva.
Nunca dejes de reír
Otro apartado especial merece el trabajo sobre el control de la ansiedad y el humor, ya que éste nos da la posibilidad de ver las cosas con otra perspectiva. Y en este sentido, lo define como una herramienta para desdramatizar y destrabar conflictos, además de apartar de la enfermedad a quienes hacen uso de ese recurso. Porque el humor, entre otros beneficios, combate el dolor ya que produce endorfinas que promueven una respuesta química similar a la de los analgésicos. Y por si fuera poco, motiva vínculos saludables.
Fuente: lavoz.com.ar